La tradicional celebración de Semana Santa siempre ha sido una de las señas de identidad más emblemáticas de nuestro país. Sin embargo, las emociones religiosas que algunos sienten ya no es lo único que caracteriza estas fechas: en los últimos años la religión ha ido perdiendo importancia para dejar paso a la fiesta y a las noches de desenfreno. Una prueba de ello son las Turbas de Cuenca o, como se la conoce fuera de la ciudad manchega, ‘la procesión de los borrachos’. Sigue leyendo